martes, 31 de agosto de 2010

‎"Fragmento de un discurso amoroso"



Es propio de la situación amorosa ser inmediatamente intolerable una vez que la fascinación del encuentro ha pasado. Un demonio niega el tiempo, la maduración, la dialéctica y dice a cada instante: ¡esto no puede durar! Sin embargo dura, al ... menos mucho tiempo. La paciencia amorosa tiene pues por punto de partida su propia negación: no procede ni de una espera, ni de un domino, ni de un ardid, ni de una temeridad: es una desgracia que no se usa, en proporción a su agudeza; una sucesión de sacudidas, la repetición (¿cómica?) del gesto por el cual yo me manifiesto que he decidido poner fin a la repetición; la paciencia de una impaciencia.
(Sentimiento razonable: todo se arregla -pero nada dura. Sentimiento amoroso: nada se arregla -y sin embargo dura)
Comprobar lo Insoportable: ese grito tiene su beneficio: manifestándome a mí mismo que es preceiso salir de él, por cualquier medio que sea, instalo en mí el teatro marcial de la Decisión, de la Acción, de la Salida. La exaltación es como una ganancia secundaria de mi impaciencia; me nutro de ella, me revuelco en ella. Siempre "artista", hago de la forma misma un contenido. Imaginando una solución dolorosa (renunciar, partir, etc.), hago retumbar en mí el fantasma exaltado de la salida; una gloria de abnegación me invade y olvido enseguida lo que debería entonces sacrificar: nada menos que mi locura -que, por definición, no puede constituirse en objeto de sacrificio: ¿se ha visto a un loco "sacrificando" su locura a alguien?
Cuando la exaltación ha decaído quedo reducido a la filosofía más simple: la de la resistencia (dimensión natural de las fatigas verdaderas). Sufro sin adaptarme, persisto sin curtirme: siempre perdido, nunca desalentado.
Espero una llegada, una reciprocidad, un signo prometido. Puede ser fútil o enormemente patético. Todo es solemne: no tengo sentido de las proporciones.
Hay una escenografía de la espera: la organizo, la manipulo, destaco un trozo de tiempo ...en que voy a imitar la pérdida del objeto amado y provocar todos los afectos de un pequeño duelo, lo cual se representa, por lo tanto, como una pieza del teatro.
La espera es un encantamiento: recibí la orden de no moverme. La espera de una llamada telefónica se teje así de interdicciones minúsculas, al infinito, hasta lo inconfesable: me privo de salir de la pieza, de ir al lavabo, de hablar por teléfono incluso; sufro si me telefonean; me enloquece pensar que a tal hora cercana será necesario que yo salga, arriesgándome así a perder el llamado. Todas estas diversiones que me solicitan serían momentos perdidos para la espera, impurezas de la angustia. Puesto que la angustia de la espera, en su pureza, quiere que yo me quede sentado en un sillón al alcance del teléfono, sin hacer nada.
El ser que espero no es real. El otro viene allí donde yo lo espero, allí donde yo lo he creado ya. Y si no viene lo alucino: la espera es un delirio.
R.Barthes


lunes, 30 de agosto de 2010

ELVERDADERO MILAGRO DE LA VIDA Alejandro Dolina

El verdadero milagro de la vida no es encontrarse con uno mismo, que después de todo no es más que una paradoja de quinta… Lo importante es encontrarse con alguien. Esos efímeros puentes que dentro de este mundo de islas algunos suelen tender; efímeros porque duran muy poco y hechos quizás de la misma materia de la que están hechos los sueños.” “Por ahí, cada tanto, en esa horrenda soledad que es la vida uno liga un puente. Un puente que se puede tejer con un cariño o con un amor; quiere decir que en este mundo donde todas las citas son fallidas, o casi todas las citas son fallidasen donde casi todo consiste en ir a esquinas donde nadie acude, en donde casi todos los encuentros fallan.”

Mi vida es ir a buscar y no encontrar, y es así… Salvo alguna que otra vez, como flechas luminosas en la noche, en que uno va a una esquina y hay alguien, bueno… yo creo que eso merece festejarse y festejarlo con dignidad, y hacer digno ese pequeño puentecito que se ha tendido.”

Sólo una vez en la vida de un hombre pasa un centímetro cúbico de suerte y sólo la pescará el que esté todo el tiempo atento.”

Nos toca sólo un cachito de suerte en la vida y el peor de los pecados es dejarla pasar. Hay que estar atento a las señales, atento a las citas, que se cumplen pero son muy pocas, atento a los sueños que se dan, pero son muy pocos...

Palabras de Dolina sacadas de un programa de radio

jueves, 26 de agosto de 2010



" No aceptamos lo habitual como cosa natural pues en tiempos de
desorden, de confusión organizada, de arbitrariedad consciente,de
humanidad deshumanizada, nada debe ser natural, nada debe ser imposible
de cambiar" (Berthol Brecht)

miércoles, 25 de agosto de 2010


Algo me pasa que en mi pecho
existe. Vuelan hormigas y discurren peces. Suena la sangre y el tambor convoca. Hay un incendio cerca de mi pulso. De nuevo el tigre lanza su mensaje. Tiene mi cama sed de otra figura. (...) Lavo mis manos para hacerlas suyas, peino el cabello, río a las vecinas. Y cuanto miro se convierte en agua.
¡E
...sto es amor y lo demás
miseria! (Gloria Fuertes)

viernes, 20 de agosto de 2010

Lo que Esperamos


Tardará, tardará.

Ya sé que todavía
los émbolos,
la usura,
el sudor,
las bobinas
seguirán produciendo,
al por mayor,
en serie,
iniquidad,
ayuno,
rencor,
desesperanza;
para que las lombrices con huecos portasenos,
las vacas de embajada,
los viejos paquidermos de esfínteres crinudos,
se sacien de adulterios,
de hastío,
de diamantes,
de caviar,
de remedios.

Ya sé que todavía pasarán muchos años
para que estos crustáceos
del asfalto
y la mugre
se limpien la cabeza,
se alejen de la envidia,
no idolatren la saña,
no adoren la impostura,
y abandonen su costra
de opresión,
de ceguera,
de mezquindad.
de bosta.

Pero, quizás, un día,
antes de que la tierra se canse de atraernos
y brindarnos su seno,
el cerebro les sirva para sentirse humanos,
ser hombres,
ser mujeres,
-no cajas de caudales,
ni perchas desoladas-,
someter a las ruedas,
impedir que nos maten,
comprobar que la vida se arranca y despedaza
los chalecos de fuerza de todos los sistemas;
y descubrir, de nuevo, que todas las riquezas
se encuentran en nosotros y no bajo la tierra.

Y entonces...
¡Ah!, ese día
abriremos los brazos
sin temer que el instinto nos muerda los garrones,
ni recelar de todo,
hasta de nuestra sombra;
y seremos capaces de acercarnos al pasto,
a la noche,
a los ríos,
sin rubor,
mansamente,
con las pupilas claras,
con las manos tranquilas;
y usaremos palabras sustanciosas,
auténticas;
no como esos vocablos erizados de inquina
que babean las hienas al instarnos al odio,
ni aquellos que se asfixian
en estrofas de almíbar
y fustigada clara de huevo corrompido;
sino palabras simples,
de arroyo,
de raíces,
que en vez de separarnos
nos acerquen un poco;
o mejor todavía
guardaremos silencio
para tomar el pulso a todo lo que existe
y vivir el milagro de cuanto nos rodea,
mientras alguien nos diga,
con una voz de roble,
lo que desde hace siglos
esperamos en vano.
Oliverio Girondo

jueves, 19 de agosto de 2010

El club de las horas contadas

¿Quién dijo alguna vez: hasta aquí la sed, hasta aquí el agua? ¿Quién dijo alguna vez: hasta aquí el aire, hasta aquí el fuego? ¿Quién dijo alguna vez: hasta aquí el amor, hasta aquí el odio? ¿Quién dijo alguna vez: hasta aquí el hombre, hasta aquí no? Sólo la esperanza tiene las rodillas nítidas. Sangran. (Gelman)

sábado, 14 de agosto de 2010

LOS NEGRITOS DE DIOS


Verlos llegar, como aumentados por una lupa diáfana y chicanera, esa viruta que deja el pasado en las caras de los que queremos hace mucho y los vemos más lindos, más gordos o más multicolores.
Verlos saltar, rumbear a paso redoblado sobre un charco y mojarse como si estuviera bien, como si eso de manchar la ropa boluda de antaño no fuera otra cosa más que una obligación infante, humana y porcina.

Chanchitos de la vida, carasucias, desarropados, gritones y protestones.
Chabacanos y malhablados, parias de un tiempo que no fue armado para ellos.
Son los Negritos de Dios, pero no del Dios tarado, sino del Dios posta, el que muerde, el que truena, el que es sol, tierra, pecado y amistad. Son los Negritos, los que te vomitan la remera nueva y te chupa tres pelotas, los que te hacen la V porque los obligas pero igual es “nació peronista”, los que cantan ante audiencias sin público y lo hacen mejor que cualquier orador político ante el último minuto de la elección.

Son los Negritos y no son el futuro, son el pasado que nos viene a recordar con cada añote que pasa, que todavía tenemos una chance por cabeza de poder hacer las cosas bien.
Zapateando junto a la tele, al Playstation, pegándole a una pelota y mandándola a lo del vecino, o simplemente quedándose dormidos al lado, como angelitos, como muñecos que dentro de un rato se despiertan y nos acribillan a ignorancias.

Son los Negritos de Mierda más lindos del universo un poco porque son preciosos y bastante porque son los que nos siguen.

Son nuestra sombra y es una sombra que hace lo que quiere: nos mete la pata, nos chorea el vuelto de onda y se compra caramelos, chicles y hasta puchos, y son el chascarrillo pendejo que siempre tanto nos divirtió.

Son el 1 en la escuela, la peor nota posible pero qué carajo me importa, no vayamos a ponernos en policías que los Negritos son Negritos y los unitos son unitos.
Para alumnos aplicados están los alemanes.

Son Los Negritos de un Dios de Mierda, y eso los hace mejores y superadores.
Son la broma que nunca entenderemos y ese personaje de la tele que se llama en inglés.
Son la Internet y Mickey, El Chavo y el Celular. El reggeatón y la cumbia, el rock y los temas de la Walsh.
Son divertidísimos e inocentes.

Y sobre todo eso. Son inocentes.

Los Ndm

domingo, 1 de agosto de 2010

Retrato de un tipo odioso ("One of lime and sand")



una botella se vacía lentamente
en la mesa de un bar
un hombre termina de escribir
un poema que habla de amor

una niña entra al bar
sonríe
sus manos diminutas
le ofrecen un ramo de fresias
el poeta dice no
la niña vuelve al frio de la noche

la botella está vacia

la hoja en blanco

Pd : Es más, creo que deberíamos reírnos del amor cuando nos llama.